El manojo de llaves sin una
y el portón campesino cruje
su artritis.
Las vacas vacías de modales
cruzan el potrero de un Dios espanta-pájaros
sin alas.
Una niña llora una canción de barro
y los gallos se suicidan entregándose
a los zorros tendidos en sartenes
cuando los gorriones piensan qué será
del día.
La carreta se detiene junto al portón.
Conversan sobre sus dolores
y se alegran cuando ven caer la llave
en el charco
apagando su control
sin tiempo.
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