Fácil romperlo todo y volver hundido en una carroza sin fe.
Tanto apostar, que el freno suelta su mecanismo y quedas a la deriva en el éxtasis de tú caída, la feroz.
Mal de mañana y mal de tarde. Solo hay dos cosas que aborrezco: sentirse bien con gente extraña y pasar el mal genio con amigos.
Un día como el de hoy uno siente que en una fragilidad de segundo, un avión cae sobre uno y no tienes el tiempo siquiera de procesar la muerte.
Pero cada momento tiene su living y toma su descanso de lo que no necesitamos. Ayer por ejemplo, cuando un reflejo jugaba en la fuente metálica que beben los perros en casa, Taika la pastora, me miró y juro que me dijo: “si sigues así, quedaré huérfana “.
A lo mejor mi rostro se echó a la espalda el dolor del texto no leído; [que jamás será leído]. Entonces a uno le viene una gana loca de disparar contra todos los miserables “escribidores” que tienen dulces sueños sabiendo que su cuenta corriente es abultada. Imagino fornicándome a sus ninfomaníacas esposas [que tienen los dedos puntudos tanto masturbarse] en noches donde sus escribidores maridos enjuagan el abecedario con la misma lavaza.
Estoy hecho de roca volcánica que no pesa nada, pero que convivió con la médula del fuego.
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