Una cajita de lata mira a otra cajita de cartón. La cajita de cartón está junto a una cajita de plástico. Ésta mira como se divierten dos cajitas de hojas de cuaderno arriba de una cajita de dulces. La cajita de dulces está vacía y por lo tanto triste. Sueña con ser una cajita de chocolates y su mamá cajita de merengues, la observa desde el refrigerador que no es más que una gran cajita de metal. La mamá cajita de merengues sabe del dolor que lleva su hija la cajita de dulces vacías y su sueño de ser cajita de chocolates. Siempre le aconsejó de olvidar su sueño. Las cajitas de chocolates son de otra clase, le decía.
Las cajitas se durmieron. Un mal sueño. Todas atrapadas en una gran caja.
Por la mañana bruscamente fueron destapadas, desnudadas.
Dicen hoy las cajitas ancianas, que ese día, una pequeña niña, las llenó de juguetes.
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